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4.6 Análisis

Analizando a la sociedad de 1945 a 1957, nos encontramos con una sociedad altamente conservadora, es decir, arraigada a los valores de antiguas generaciones, influenciados aún por la ideología posrevolucionaria. Como lo explicamos anteriormente, la sociedad circulaba en torno a los valores establecidos en la familia, en donde estaban bien definidos los papeles que jugaba cada integrante.
Los sentimientos, afecciones y amistades, resultan de una forma de relación de grupo. Nadie se atreve a reclamar una preferencia (social, política o religiosa) que viole los incontrovertibles dictados familiares. En esa familia todo es dulce y sensible, marginal e incontaminado por la rebeldía.
En este caso, para mantener unida a la familia, se requiere de dos fuerzas: la obediencia y la resignación. Las buenas costumbres no tienen otro objeto que fomentar esas virtudes. Por ejemplo, si la hija se atreve a desertar y elige al canalla que ama, está maldita: trágicamente se transformará en la madre soltera, en la esposa golpeada por el marido, en la mujer abandonada o en la futura prostituta que asedia el cine mexicano de finales de los cuarenta. El nombre de tal hija debe de ser excluido de la memoria y su sola mención estará prohibida. Ha muerto en vida, hasta que regrese, arrepentida, andrajosa, implorando el perdón patriarcal y familiar en la próxima Nochebuena.
La madre será la figura sumisa, que ama a su macho y obedecerá por sobre todas las cosas. Por un lado, el rol de los hijos varones es seguir los pasos de su padre para, además de no defraudarlo, en un futuro ocupar su lugar.
Así, en el cine de la época, se mostraba de manera exagerada lo que ocurría en la vida diaria de una familia; la gente, al ver las películas, se sentía identificada de cierta forma con los personajes, lo cual atrajo popularidad a la industria cinematográfica.
En cuanto al mariachi y la figura de Pedro Infante, nos damos cuenta de que éste representaría al papel del “pelado”; aquel que quiere divertirse, pelearse en cantinas y que “mientras más mujeriego, más macho”, además, un punto curioso, su madre era su máxima figura, lo cual lo relacionamos con el símbolo católico que ha podido mover masas y que en ese entonces representaba el amor maternal: la “virgen de Guadalupe”. Así, la gente, al encontrarlo simpático, lo idolatraba y no podía evitar vincularlo emocionalmente a su vida cotidiana,
Asimismo, encontramos que en la época, las películas iban más enfocadas a un grupo de adultos “maduros” dejando a un lado a la juventud. Si acaso aparecían en los filmes, eran con papeles secundarios. Esta se mostraba dividida en dos ámbitos: primero, si se hablaba de la clase pobre, los humildes jóvenes abandonaban sus estudios para trabar y dedicarse a un oficio, mientras que las jovencitas ya estaban dedicadas en la casa para ayudarle a su madre. Segundo, las clase media y media alta, en donde los jóvenes, apoyados por sus padres, estudiaban una carrera (una muestra extremista pues por lo general los enviaban al extranjero), y las mujeres, o, muy bien vestidas se quedaban en sus casas llenas de lujos a esperar que se les consiguiera un esposo que perteneciera a su misma clase, o bien, si querían tener una profesión, ésta sería de secretaria o maestra.
De esta forma, a través del cine, la música fue un complemento circunstancial para atraer la atención de la audiencia, dándole profundidad a las escenas acentuando las emociones del público asimismo, ir forjando hábitos en la vida cotidiana de éste.
Gracias a que se forjaron este tipo de hábitos y costumbres en la sociedad mexicana, se arraigaron más los antiguos valores, creando un nacionalismo profundo, al grado de que, actualmente, en el extranjero se relaciona a México con la imagen de aquella época.

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