En primera, se puede tratar al nacionalismo en la década de los 40 si recordamos que el “mariachi” se consolidó como cultura mexicana. En ese entonces se tenía una exagerada idea del “machismo”, la “mujer sumisa” y la “familia tradicional”. El macho mexicano –como lo comenta Samuel Ramos en su libro “el psicoanálisis del mexicano”- quería exaltar el gusto por su patria y su nacionalidad. Si se pensaba en México se visualizaba un mariachi. Sin embargo, hablando en un contexto mundial, después de la primer gran guerra, Estados Unidos triunfa con su capitalismo; uno de los factores que influirían en este aspecto, sería la creación de los medios de comunicación de masas, y que, posterior a las segunda guerra mundial, ya estaría bien establecido. Con esto, llegaría la industria cultural de masas (cine, televisión, tecnología) para mostrarle a México una forma de modernizar la cultura., dando inicios a la globalización. En este caso, sería el consumismo el medio de expansión del mercado internacional. Por su puesto, nuestro país no se podría quedar atrás e intentó copiar toda esta nueva cultura de lo nuevo y del rock and roll. Un punto importante, es que fue adoptado a través de la “cultura dominante”, de las clases media y media alta, y que poco a poco se difundiría en el resto de la sociedad. México adoptó superficialmente sus modas, su música y el estilo que mostraban los norteamericanos a través de sus “nuevos productos” que prometían una forma de vida más fácil, dándole a la mujer la oportunidad de desenvolverse en otras áreas que no fueran el hogar. El problema, es que México no lo imitó a perfección, sino que ahora sería una extraña mezcla entre lo nuevo y lo viejo, entre machos y rock and roll. Superficialmente los muchachos estarían vestidos de chamarras de cuero y las chicas de faldas amponas, pero en el fondo seguían ocupando los mismos roles que años atrás.
Analizando el aspecto del pensamiento sobre la modernidad, éste, según Berman Marshall, está divido en dos compartimentos diferentes: modernización en la economía y la política, y modernismo en el arte, la cultura y la sensibilidad. Con vidas controladas por una clase dominante con intereses creados en el cambio, pero también en la crisis y el caos, para las que la estabilidad es sinónimo de muerte. En esta autodestrucción innovadora se ubica el drama del hombre moderno que debe apartar a los económicamente ineficientes y expandirse de manera cada vez más ingeniosa e innovadora conduciendo incluso a que los valores sean convertidos en valores de cambio.
Así, a lo largo de este trabajo, adoptamos el concepto de "modernidad" como un proceso en donde la antiguo se desmoronó, en donde se quiere dejar atrás las costumbres tradicionales arraigadas a los valores familiares, y en donde lo nuevo aparece como un futuro "estridente" y de "aparente libertad", en donde resaltará la figura Norteamericana como el máximo ejemplo a seguir, pues ella ya traía ese movimiento "rebelde" que crearía una rebelión en los jóvenes haciéndolos creer que al copiarlos, serían automáticamente libres. Así, su manera de sentir sigue siendo la misma; los mismo idolatraba a Pedro Infante la copia de "la chorreada" mientras hacía la limpieza de su casa y escuchaba "amorcito corazón", que la chava con su falda ampona creyéndose rebelde mientras bailaba "la plaga".
Sin embargo, existe un punto que diferencia una generación de otra, y esta es, como ya lo había dicho, la llegada de la globalización. México se despegó de sus raíces y sus costumbres, para formar parte del globo unido por medio de una gran industria cultural de masas, siendo los jóvenes su magnífico blanco. Llegó a ellos, implantó modas y, está más que claro, fragmentó a la sociedad mexicana llevándose con ello su esencia nacional que la caracterizaba.
Esto nos induce a una situación difícil con respecto a la modernidad. Si bien, ser modernos es encontrarnos en un medio ambiente que nos promete aventura, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros mismos y del mundo; sin embargo, al mismo tiempo amenaza con destruir todo lo que tenemos, lo que sabemos y lo que somos. Se plantea a la modernización como la unión de la humanidad (¿globalización?)No obstante, creemos que esta unión es paradójica. Es una unión de la desunión: nos arroja a un remolino de desintegración y renovación , de conflicto y contradicción. Aquí es cuando podemos citar aquella célebre frase de Marx, pues ser modernos es ser parte de un universo en el que “todo lo que es sólido se desvanece en el aire”.
Resulta curioso cómo en los 60, se plantea un mundo moderno; aquellos que pueden viajar al extranjero descubren un nuevo mundo lleno de nuevas emociones, dejando a un lado aquellos valores ya "pasados de moda" que les recuerdan a sus padres y a sus abuelos; ven a un nuevo mundo en donde existen las lavadoras, en donde todo resulta más fácil. Así, llegan a México, e intentan imitar esa nueva cultura que significaba "modernidad"; el mejor medio sería la industria cultural de masas. Por azares del destino, al mismo tiempo moría Pedro Infante y la gente lloraba por el recuerdo, por aquello que rápidamente se desmoronaba; lloraban por un pasado que les recordaba el silvido de "Amorcito Corazón" y las peleas de cantina. Mientras, aquellos viajeros, en su sector, balbuceaban el concepto de rebeldía y rock and roll. Habían visto que existía un Elvis Presley y una película que se llamaba "Rebeldes sin causa". Tenían el cine, la música y por supuesto, algo nuevo llamado televisión. Se comienza a correr el rumor entre las clases altas, hasta que, sin darse cuenta, una nueva moda había llegado a México. Surge la magnífica idea de hacer en español aquellas canciones que ya habían pegado en Estados Unidos. Le habían dado al punto exacto por el cual introducir este nuevo modelo de vida, pues ya no era Pedro Infante, sino Enrique Guzmán la fantasía de las chicas. Aquel ícono sería perfecto para que lops jóvenes ahora bailaran y cantaran emocionados al ritmo del rock and roll mientras usaban sus chamarras de cuero, y así, "modernizaran la cultura mexicana".
Pero, ¿realmente era una nueva cultura mexicana? ¿o era una simple imitación?
Ahora se nacionalizaba la cultura americana; se implantaba como nuestro. La cultura dominante lo implantó a su gusto, haciendo una mezcla extraña de lo nuevo con lo tradicional. Los valores seguían siendo lo mismo, pero ahora tenían un nuevo disfraz. Se planteaba una globalización; pero lo único que se lograba (¿se logra?) es un “acercamiento” a ella. El intercambio siempre ha sido unilateral; sólo se ha intentado copiar un estilo de vida que promete ser mejor, más sigue sin lograrse. Sólo existe una gran desorganización política y una perfecta fragmentación de la sociedad, con una embarrada de estilo norteamericano mal logrado, mezclado con el espíritu nacionalista que pervive en los valores tradicionales.
Para concluir, cabe mencionar la cuestión artística. La música y el cine han sido siempre una forma de expresión cultural de los pueblos y de las personas a través de la que se expresa la creatividad. Ambos son arte, pero tales manifestaciones musicales van unidas a las condiciones culturales, económicas, sociales e históricas de cada sociedad. Para poder comprender un tipo de música o una película en concreto es necesario estudiarlo dentro del contexto cultural en el que ha sido creado, ya que la música no está constituida por un agregado de elementos, sino por procesos comunicativos que emergen de la propia cultura. La música es un medio para percibir el mundo. Un instrumento de conocimiento que incita a descifrar una forma sonora de la cultura; sin embargo, nos damos cuenta de que el consumismo se ha convertido en el patrón de la producción musical. Por tanto, entender la música en la postmodernidad implica comprender la industria musical, sus mutaciones y tendencias.
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